Enrique La Marca anda descubriendo y bautizando los «Cuatromiles Andinos»

Siguiendo con las conversaciones vía Zoom con los personajes del deporte de aventura en el país, tuvimos la grata sorpresa de escuchar a un hombre poco visible en las redes, a no ser por su profesión de Biólogo con reconocimientos en el país y en el exterior, pero que nos mostró una faceta que pocos conocen, su pasión por las montañas, y su trabajo junto a un equipo muy especializado, empeñados en documentar con todo detalle y para la posteridad, la grandeza de nuestros picos, los de la Cordillera Andina, donde están todos los llamados “cuatromiles” de nuestro país.
Nos referimos al profesor Francisco Enrique La Marca Gutiérrez, quien comenzó por describir lo que hace y el equipo que lidera:
“El proyecto se llama ‘Donde Venezuela Toca el Cielo’, y trata sobre las cumbres más elevadas de Venezuela, específicamente lo que son picos, y un pico se define como una cumbre de más de 4 mil metros, con una prominencia de por lo menos 40 metros”.

“Las bases que tenemos nosotros, las fuentes oficiales, son los mapas de Cartografía Nacional, producidos por la División de Cartografía Nacional del Ministerio de Obras Públicas”.
“Las cartas geográficas más recientes que tenemos nosotros son las de la década del 70 del siglo pasado, entre 1.974 y 1977, basadas en fotografías aéreas tomadas en la década de los años 50, y se podrán imaginar la cantidad de errores o imprecisiones que tiene eso, y no ha sido actualizado”.

Descubriendo y bautizando picos

“Le digo a Marcus y él se va en una expedición de tres días, el primer día llega y sube hasta casi cerca del Mucuñuque, un poquito más allá del pico Mifes, y hace campamento, y en la mañana cuando se despeja, porque en la montaña generalmente en las tardes se cubre todo de neblina y nubes, se tapa, y en la mañana cuando se despeja ve un pico frente a él y dice caramba aquí lo tenemos, y se va con un grupo que son los guías que él está formando, un grupo fantástico, se van y escalan el pico, cuando llegan arriba se dan cuenta que hay un pico mucho más lejos, imagínense, el pico en donde ellos estuvieron no tiene nombre, después le colocamos el nombre de pico Mucubají, y lo que ellos estaban viendo era el pico nuevo que yo les había dicho, llégate allá y lo vamos a bautizar Pico Blumenthal, que fue un famoso geólogo suizo prácticamente desconocido en Venezuela, pero es el que inició las actividades alpinísticas en el país, él subió un pico que denominó Pico Turmero en la Sierra de La Culata, después subió el Pico Mucuñuque, fue el primero que lo ascendió, y después estuvo casi cerca de ascender el Pico Bolívar, y luego fue al pico Campanario, es decir, se barrió toda la Sierra como ninguno lo había hecho en su época”.

“Entonces fíjense, tantos años y el pico permanecía escondido, porque verdaderamente está escondido, no se ve desde la carretera, si estás arriba en el Mucuñuque ves apenas un trocito, escondido por las otras montañas, entonces hay que caminar, hay que hacer expediciones, hay muchos picos nuevos que escalar y que bautizar, pero necesito que sea gente que se comprometa y conozca bien lo que hace”.

“Mi primer ascenso a una montaña fue en la sierra de La Culata en el año 1976, estábamos con un gran interés en subir el pico Pan de Azúcar, entonces subimos todo el Valle de La Culata, hicimos campamento en Barro Negro, esos campamentos así con una tiendita a dos aguas, que había más agua adentro que afuera, y uno prácticamente dormía como en un charquito, más o menos calientico, pero agua al fin y al cabo. Y así se dormía, sin equipo de ningún tipo, simplemente ibas como un excursionista”.
A la mañana siguiente vimos ese pico que para nosotros era el Pan de Azúcar, pero era toda una montaña con un flanco, una vertiente cubierta de arena, impresionante, e hicimos un ascenso en una directísima, de una vez hasta arriba, hicimos cumbre, y al hacer cumbre yo llevaba una filmadora súper 8 milímetros que se la había quitado a mi papá, y grabé todas las montañas desde arriba, nos granizó en la cumbre, luego nos regresamos , y mira, no fue sino hasta hace unos cuatro o cinco años atrás, que toda esas películas las digitalizamos, y me di cuenta que no habíamos ascendido ningún Pan de Azúcar, porque la película, y ya la van a ver editada, se veía primero el Pan de Azúcar, luego en la pared del frente se veía el pico Mazamorra, el Pico Mina de Hierro, en otra parte se veía el Agua Blanca, y en su base una laguna triangular”.

Susto que no se olvida
“La otra anécdota fue la de mi primer ascenso al Pico Bolívar, que fue el 17 de diciembre de 1979, y subimos por la Garganta Burgoin, que era por supuesto el Glacial enorme, y yo llevaba mi filmadora, porque iba filmando todo, y de esa época tengo mis grabaciones de los glaciares de ese momento, todo un documento histórico que todavía no lo he subido a las redes, pero lo interesante de esta anécdota fue que casi llegando al Collado arriba que une el picacho con el Abanico, se me cae la filmadora, íbamos solo tres personas y sin cuerdas subimos, únicamente haciendo escalones con el piolet y claro llevábamos los grampones, pero sin cuerdas”.

“Después nos regresamos por la Weis y después de La Ventana nos quitamos los grampones, cosa de locos, era mediodía, con buen sol y los tres nos los quitamos, pero me he resbalado y me he dado un buen susto, de esos que ahí uno siente miedo de verdad, miedo de resbalar por la Cara Norte del Bolívar y terminar quien sabe dónde”.
“Afortunadamente me recordé del curso del Grupo Andino de Rescate que decía que la mejor maniobra para uno autorescatarse cuando se cae en un trozo de hielo, en un glacial, es clavar el piolet, lo hice y los demás me ayudaron a salir de esa situación”.
“Pero la ruta estaba nevada parcialmente, con nieve más o menos solidificada, y yo no me pude parar, tenía todavía el miedo y me temblaban las piernas, me bajé sentado por buena parte de la ruta, y con las nalgas congeladas, entonces se podrán imaginar cómo fue”.